Controlar a los islamsitas radicales

El ministro de Interior, José Antonio Alonso, propone medidas para controlar a quienes utilizan la religión para incitar a la violencia terrorista. Sin nombrarlo, es evidente que se refiere a los imanes de las mezquitas que en muchas ocasiones lanzan discursos incendiarios que son el germen de la violencia. La medida parece tan de sentido común que resulta inaudito que nadie la discuta. Pues no. Paradójicamente, la Iglesia católica, que tan bien trató a los infieles en su día, se erige ahora en defensora de la libertad de expresión (esa que practicaron ellos con personas como Galileo, Kepler y tantos otros). Y el otro defensor es nada menos que el PP, que parece no darse cuenta de que si ellos hubieran hecho eso probablemente no habrían muerto 200 personas. Basta recordar que mientras en Francia se prohíbe incluso el acudir al colegio con un velo, aquí nos la cogemos con papel de fumar, no vaya a ser que se moleste alguien. Casi siempres somos los últimos en enterarnos.